Kurruf no pasa desapercibido en la localidad de Chihuío, en la comuna de Futrono. Su pelaje blanco recuerda al perro lobo de John Snow, personaje de la mítica saga del escritor George R. Martin, pero a diferencia de él, Kurruf sólo es ternura y amistad. Tiene apenas dos años y su dueña lo crió libre, sin correa y hasta días antes de su desaparición tenía un collar con su nombre y un teléfono, pero el travieso peludo se lo comió.
Valeria Leiva vive hace poco más de un año en Chihuío, luego de adquirir un terreno para levantar un proyecto de Reserva Ecosistémica Laniakea, que busca facilitar la integración del ser humano con la naturaleza a través de la regeneración ecosocial, específicamente mediante el desarrollo de la conservación de la biodiversidad, innovación agroecológica y la educación transformativa.
Valeria es dueña de Kurruf, un perro samoyedo que siempre anda con ella y con su hija, pero que también gusta de salir a disfrutar del paisaje. Así fue que un 9 de abril el travieso perro no apareció más. Su familia lo buscó entre los conocidos del pueblo, pero nadie vio nada.
La familia de Kurruf decidió poner avisos con fotos en redes sociales para encontrar a alguien que les pueda proporcionar información. Finalmente, el pasado domingo 20 de abril tuvieron noticias. Un carabinero contactó a Valeria y le contó que habían encontrado al perro, nada menos que en Pirehueico, comuna de Panguipulli.
Según la dueña de Kurruf, el carabinero le comentó que el perro fue visto en Pirehueico junto a un grupo de ciclistas que esperaban abordar una barcaza hacia Puerto Fuy el día 13 de abril.
Según las disposiciones de seguridad de la embarcación, se obliga a todo el que aborda con un perro a que lleve collar y un bozal, pero en este caso Kurruf no llevaba nada. Carabineros hizo la fiscalización a los pedaleros y se dieron cuenta que el perro no les pertenecía y simplemente lo dejaron abandonado en el muelle y subieron a la barcaza.
Carabineros de Pirehueico no quiso dejar solo al animal y a través de la junta de vecinos, ubicaron a un lugareño que decidió adoptarlo y darle un hogar, hasta que se enteraron que era buscado.
Valeria especula que los ciclistas cruzaron desde Chihuío hasta Pirehueico, pasando por Argentina por un paso no habilitado, pedaleando cinco días junto a Kurruf.
"Kurruf es muy confiado y amistoso y él no está amarrado, no tenemos rejas y anda en su ambiente. Es posible que los haya seguido, pero si alguien ve que un perro de casa lo sigue y no es suyo, es obvio que lo tiene que devolver. Ellos les dijeron a los carabineros que el perro los siguió, pero lo tuvieron cinco días con ellos y sabían perfectamente que era de Chihuío", dijo la dueña del can.
La dueña de Kurruf fue puesta en contacto con el vecino que muy amablemente acogió al perro y espera el momento para ir a buscarlo. Añadió que los turistas que pasan por Chihuío deberían tener consciencia de que son visitas, por lo que deben respetar la propiedad privada, la limpieza del lugar, y a los animales que viven libres en su ambiente.
"Yo ahora estoy organizando el viaje, nunca he ido a Pirehueico, será toda una aventura ir a buscarlo", expresó Valeria Leiva, dando a entender que la odisea de Kurruf aún no termina.
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