Agro y Ganadería

En Noruega: Director Nacional de INIA Chile participó en entrega de semillas a la “Bóveda del Fin del Mundo”

6 de marzo de 2025 | 13:53
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución del país a cargo de conservar y proteger la biodiversidad nacional, siendo un referente en la conservación genética adaptable a los desafíos del futuro.

En una histórica contribución, el director nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, Carlos Furche, participó en el depósito de semillas provenientes de Brasil, Georgia, Malasia y Malawi al Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Seed Vault), conocida como la “Bóveda del Fin del Mundo”. Con esta entrega, ya son 86 las naciones que han aportado semillas a este resguardo internacional, reforzando la seguridad alimentaria y la conservación de la biodiversidad.

El Seed Vault, respaldado por el gobierno de Noruega y Crop Trust, es un esfuerzo pionero para proteger la diversidad genética de los cultivos y garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras, enfrentando desafíos como el cambio climático y la degradación ambiental.

En representación de Chile y en su calidad de miembro del Comité Ejecutivo de Crop Trust, el director nacional de INIA, Carlos Furche, participó en la ceremonia de entrega, reafirmando el compromiso del país con la conservación de los recursos fitogenéticos. En este banco global se encuentran variedades de trigo desarrolladas por INIA y de maíz de Chile, bajo el «Acuerdo de caja negra», que asegura su uso exclusivo para el país en caso de emergencias agrícolas que amenacen la producción nacional. Tras su visita, la autoridad expresó que «este esfuerzo es un claro ejemplo de cooperación internacional con una visión a largo plazo, que permite resguardar la capacidad de la humanidad para garantizar la alimentación y la biodiversidad».

INIA: un pilar en la conservación de los recursos fitogenéticos

Desde su creación en 1964, INIA Chile ha sido líder en la recolección, conservación e investigación de semillas y microorganismos esenciales para la agricultura nacional. Actualmente, la Red de Bancos de Germoplasma de INIA alberga más de 33.000 accesiones de recursos fitogenéticos, que incluyen tanto especies cultivadas como flora nativa. Además, la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos resguarda cerca de 5.000 accesiones de microorganismos con potencial agrícola, como biofertilizantes y agentes de control biológico.

INIA ha integrado tecnologías avanzadas de conservación de semillas, como la criopreservación en nitrógeno líquido a -196°C, un método crucial para proteger especies clonales y recalcitrantes de alto valor alimentario, como la papa.

Carlos Furche, Director Nacional de INIA Chile.

Carlos Furche, luego de su paso por Svalbard mencionó que “esta experiencia ha sido muy gratificante para entender y valorar aún más nuestra Red de Bancos de Germoplasma y trazar una ruta de trabajo hacia su expansión que nos permita, como instituto tecnológico del Ministerio de Agricultura, continuar con el trabajo de conservación de los recursos genéticos y microbianos de nuestro país”.

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard: La Bóveda del Fin del Mundo

Ubicado en el archipiélago de Svalbard, Noruega, el Seed Vault, conocido como la «Bóveda del Fin del Mundo», fue inaugurado en 2008 y alberga más de un millón de muestras de semillas de todo el planeta.

En sus instalaciones se resguardan semillas de más de 70 instituciones internacionales, incluidas las de INIA Chile. Este depósito asegura una colección de variedades de trigo desarrolladas por INIA y de maíz, bajo el «Acuerdo de caja negra», que solo podrán ser utilizadas por Chile en caso de emergencia agrícola.

Además de esta contribución, parte de la flora nativa de Chile está protegida en el «Banco de Semillas del Milenio Kew» del Jardín Botánico de Reino Unido, lo que permite avanzar en la conservación de especies endémicas esenciales para la estabilidad ecológica de los ecosistemas nacionales.

Las redes globales de bancos de germoplasma, como la de INIA, no solo resguardan el patrimonio genético de Chile, sino que también han ayudado a otros países en la recuperación de cultivos perdidos.

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