Septiembre: La vida es lo primero

Por Juan Guerra Hollstein, seremi de Gobierno.

Septiembre en Chile es un mes cargado de simbolismo. Por un lado, es el mes de las Fiestas Patrias, un mes de celebración y unidad, una época en la que el país se viste de banderas y tradiciones que nos conectan con nuestra identidad nacional. 

Y, al mismo tiempo, septiembre guarda en nuestra memoria colectiva heridas profundas y dolorosas, que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de valorar la vida humana.

Hace 51 años, el 11 de septiembre de 1973, la democracia chilena fue violentamente interrumpida por un golpe militar, que instauró una dictadura bajo el mando de Augusto Pinochet. Durante los años que siguieron, miles de compatriotas fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos, víctimas de detenciones ilegales, torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones. 

Es larga la lista y, más allá de los números, detrás de cada nombre hay una vida, una persona, una familia con una herida imposible de sanar, y el sueño roto de un futuro que nunca llegaron a vivir.

En este contexto, el Plan Nacional de Búsqueda, una política pública permanente del Estado de Chile, emerge como un compromiso histórico y moral del país hacia quienes fueron víctimas de desaparición forzada. Esta iniciativa no solo busca esclarecer las circunstancias de su desaparición o muerte, sino que es un acto de justicia y verdad. Es una política que se enfrenta al silencio, a las sombras del pasado, y nos recuerda que el valor de la vida humana es intransable, que ninguna causa o poder justifica su pérdida o destrucción.

Septiembre también nos recuerda el valor de la vida cuando conmemoramos, cada 10 de septiembre, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Valorar la vida implica también cuidar y proteger a quienes nos rodean. Y nos recuerda también septiembre que valorar la vida humana es también reconocer su dignidad y libertad, cuando conmemoramos el sufragio femenino en elecciones presidenciales, que tuvo lugar por primera vez Chile un 4 de septiembre de 1952.

Tristemente, septiembre también nos recuerda el valor de la vida humana, cuando cada año observamos un saldo de fallecidos por siniestros viales luego de las Fiestas Patrias. Valorar la vida no es solo una consigna, es una responsabilidad de cuidarnos y cuidar a los demás. Por eso es imperativo hacer un llamado a la conciencia: maneja con cuidado, respetando las normas del tránsito, sin exceder los límites de velocidad, y no conduzcas si has consumido alcohol, pues no solo arriesgas tu vida, sino la de quienes comparten las calles contigo.

Valorar la vida hoy, en este septiembre cargado de memoria y celebración, es honrar a quienes ya no están y proteger a quienes tenemos la dicha de tener cerca. Que las luces de las fondas, los volantines en el cielo y el sonido de la cueca nos llenen de alegría, pero también de conciencia. Valoremos cada vida humana, porque en cada una de ellas habita un pedazo del futuro que todos queremos construir.