El año 2017 el Servicio Agrícola y Ganadero confirmó la presencia de la mosca de alas manchadas (Drosophila Suzukii) en el sur de Chile, tras detectar la plaga en trampas que fueron ubicadas en varias regiones del sur de Chile, Los Lagos y Los Ríos entre ellas.
A tres años del hallazgo de esta plaga asiática, ese primer aviso es una realidad que no solo afecta cultivos destinados a la exportación, sino que se ha expandido con rapidez por el territorio y ha logrado infectar pequeños huertos y gran cantidad de cerezos.
Sobre esta plaga, el director regional del SAG en Los Ríos, Jorge Oltra, señaló a Red Diario Sur que la mosca de alas manchadas, familia de la mosca del vinagre, lamentablemente es una plaga presente en Chile, que afecta no solo a cerezos, sino que también a otros frutos de piel suave y delgada como las frambuesas, frutillas, moras, arándanos, ciruelas y duraznos, donde la mosca pone sus huevos.
La Seremi de Agricultura de Los Ríos, Moira Henzi, añadió que la mosca de alas manchadas provoca pérdida en la producción de fruta, ya que las hembras de esta especie oviponen sus huevos en fruta fresca y sana que se encuentra en estado de maduración. Posteriormente, sus larvas se desarrollan y se alimentan de la pulpa de la fruta, generando que esta se vuelva no comercializable.
Además, aclaró que “Drosophila Suzukii no genera daño a la salud humana o de animales si se consume fruta dañada por este insecto”.
IMPORTANCIA DE PREVENIR
Sobre las medidas preventivas, Oltra añadió que es de responsabilidad de los productores, arrendatarios, tenedores, administradores de huertos de especies cultivadas, de centros de procesamiento de frutos y de áreas de comercialización de frutos, efectuar medidas de manejo integrado para el control de la plaga.
Para ello, la titular de Agricultura informó que, tal como se ha estado difundiendo en distintas comunas de la región, a través de talleres dirigidos a agricultores, es posible controlar la plaga mediante el uso de insecticidas y el manejo integrado del huerto, ya sea casero o comercial.
Entre las recomendaciones, destacan la importancia de mantener el suelo limpio de fruta y malezas, para reducir la presencia de insectos y de zonas que podrían ser refugio de la plaga, ya que la fruta caída o dañada, que pertenece a especies de plantas hospederas, también puede ser atacada, por ejemplo: manzana, damasco, peras, níspero y tomate, entre otros.
“Las principales recomendaciones son realizar una cosecha oportuna, además de la sanitización del predio, destruyendo los frutos infestados y cualquier fruta madura o podrida que permanezca en el sitio de cultivo”, dijo Henzi.
Agregó que “debido a la capacidad de la mosca para moverse hasta varios kilómetros desde campos infestados, es esencial que estas prácticas se lleven a cabo en una amplia zona, como árboles frutales dispersos, huertos abandonados o plantas hospederas no manejadas en propiedades privadas”.
Respecto a los insecticidas, puntualizó que hay una amplia gama disponible para aplicación sobre Drosophila suzukii, que incluye espinosinas, organofosforados, piretroides y los neonicotinoides.
El gran número de generaciones o ciclos biológicos de esta plaga requiere intervenciones químicas en la fase de maduración del cultivo. La eficacia actual de los insecticidas disponibles contra larvas dentro de las frutas es limitada y el control se centra en tratamientos basados en productos químicos destinados a los adultos.
Finalmente, la autoridad indicó que continuarán con talleres para preparar la siguiente temporada y que los agricultores conozcan la plaga y realicen el manejo de sus huertos a tiempo.
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